jueves, 4 de julio de 2013

Mujeres

Es cierto aquello
que todo afuera tiene dueño
y que solo conservo piedras...
Pesadas,
livianas.
Arenosas criaturas,
como estatuas de sal
Las conservo para mí,
en forma de eternas
pequeñas nieves encendidas
De todo aspecto y tamaño,
de aire y gemido,
de música y llamas,
de islas y destierros,
de noches anchas y agua espesa.
Contemplarlas embriaga.
Vibran, 
 no dicen nada.
Entonces apago la luz,
suelto una piedra.
La ventana está abierta
y la noche entra
perfilando atajos
                               hacia la luna.

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